Qué y dónde comer en San Fermín. Toros, juerga y mucha mucha comida

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María Carrasco
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San Fermin comida

Que San Fermín es una de las mejores fiestas de toda España no es un secreto. Habitantes de cada rincón del país se movilizan durante meses para llegar a Pamplona cada año en estas fechas. En 2024 se prepara entre el 6 y el 14 de julio.

Otra cosa de la que tienen enorme fama los navarros es que saben del buen comer. Calidad y cantidad se agarran de la mano para aguantar día y noche... hasta después del encierro del día siguiente. Realmente, durante los Sanfermines, uno nunca sabe cuando va a volver a casa ni cuando va a empezar su día, por eso saber dónde y qué comer le hará la fiesta mucho más llevadera y, al menos, le ayudará a saber qué hora es.

Pongamos de referencia el 6 de julio, día en que este año 2024 comienzan las Fiestas de San Fermín con el famoso txupinazo a las 12 del mediodía. Pero no creas que vamos a empezar por el desayuno, de hecho, lo dejaremos para el final.

Primer paso: el Almuerzo, en mayúscula

La estampa del primer día de San Fermín en cualquier bar o restaurante es característica: mesas corridas, manteles blancos y rojos en todas las terrazas, y alrededor, cuadrillas de pamplonicas hambrientos vestidos con su típico traje blanco, fajín y pañuelo rojos.

Primer aviso: no existe la improvisación para este primer día, si uno quiere sentarse a almorzar debe reservar, incluso con meses de antelación.

Para ser un pamplonica más, no se puede olvidar que el almuerzo debe constar de "Huevos con", un plato de huevos fritos con txistorra, jamón y tomate. De beber, vino con gaseosa o empezar ya con el kalimotxo que te acompañará todo el día.

Locales muy afamados son La Servicial, el Bar Danubio, Iruñaberri o el Txirrintxa.

Comer, si es a deshora mejor

La hora de comer en fiestas es uno de esos momentos a los que más cuesta llegar a tiempo entre la euforia del momento. Cuando uno quiere mirar el reloj, ya son las tres o cuatro de la tarde. Sin embargo, durante San Fermín, eso apenas es problema en cualquier lugar.

La gastronomía típica pamplonesa reluce entre las prisas y los locales repletos de gente. Si uno se deja llevar por el ambiente, disfrutar no tiene ningún tipo de dificultad. La falta de tranquilidad, en ocasiones, puede añadir más diversión al plato. Entre las estrellas de la comida navarra podemos recomendarte un buen rabo de toro con patatas, un guiso casero de pochas navarras o un exquisito ajoarriero de bacalao.

Es importante llenar el estómago con comidas contundentes, si es que sabes lo que viene a continuación.

Establecimientos que merecen la ocasión pueden ser el Restaurante Anttonenea, el Restaurante Kabo, el bar Monasterio o el Asador Iturrama, entre muchísimos otros.

No se falla a la tradición: Merienda en los toros

Hay muchas formas de disfrutar de una tarde de San Fermín, pero la merienda es imperdonable. Puede ser después de comer el momento de ir a descansar, o de alargar la sobremesa con un buen pacharán con hielo en la mano, aunque el plan por excelencia de estas fiestas es ir a la plaza de toros a merendar, a eso de las 7 u 8 de la tarde.

La Monumental de Pamplona celebra las agitadas tardes de San Fermín con un desfile de tápers, cazuelas, papel de aluminio, cubos de sangría y bricks de vino tinto. La plaza se llena de música al ritmo de compartir tu comida con el vecino y viceversa, con las peñas animando y bebiendo desde sus rincones de las gradas. La merienda pamplonica es desproporcionada según la miras, pues no es un tentempié al uso.

Lo normal para la ocasión es ver patatas con txistorra en tápers que se preparan en casas y bares, pero también (prepárate para lo que vas a leer) es bien visto merendar espaguetis con pimientos, albóndigas en salsa o el "almuercico" entre pan y pan (¡los "huevos con" pero en versión bocata!).

Cena, un descanso y a seguir

Es imposible que te hayas quedado con hambre tras la merienda en los toros, ¡pero es que estás en Pamplona! Allí no se cansan ni de comer ni de disfrutar. Ni de beber tampoco. Es probable que ya andes con una o dos copas de pacharán-naranja. La cena es el momento de frenar la juerga un rato, para continuar la noche.

Pamplona no es una excepción en el norte y los pintxos están muy bien valorados, sobre todo para cenar. Es tiempo de ir a los bares de toda la vida, ya que entre la Plaza del Castillo y la Estafeta, encontrarás una variedad que alienta a todos a reconocer la cultura del pintxo.

Desde El Temple y su "El Moskovita" de jamón, huevo y queso, pasando por el Bar Gaucho con su Erizo relleno con txapela, "El ajoarriero de mi abuela" de La Barra del Goloso, hasta el Capricho de Escombro del Bodegón Sarría, para amantes del embutido, la variedad no aburre en Pamplona.

Llegamos a la meta: ¿recena o desayuno?

Llega una hora a la que, antes de acostarte, necesitas comer algo para no levantarte hecho un trapo. Por eso, la recena hace su función como "segunda cena" porque aún no te has acostado, pero casi ha llegado la hora de desayunar. ¿Entiendes ahora por qué lo dejábamos para el final?

El desayuno con churros es lo que todo pamplonica toma antes de acostarse, antes o después del encierro de las 8 de la mañana a partir del día 7 de julio (el Día del patrón San Fermín, por cierto). A cualquier pamplonés que le preguntes te mandará directo a la Churrería La Mañueta, la Pastelería Gayarre o a la Churrería San Miguel. Si no, apuesta por unos garrotes de Beatriz.

Si no es por el gusto de comerse unos buenos churros por la mañana, hazte el favor igualmente y cómete algunos, mañana me lo agradecerás.

Credito
María Carrasco

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