En el verano, florece la vida rural que ya comenzaba a brotar durante la primavera. En Castilla y León, la tierra del vino por excelencia, las calles de los pueblos se llenan de música, de verbena, de botellas de vino y de risas interminables. En esta zona en la que el calor es más mitigado, una muy buena opción para el verano es sumergirse en el entorno de los viñedos donde pasar un fin de semana, o los que quieras, en la Ruta del Vino de Rueda.
Agosto y septiembre son los meses en los que las provincias de Valladolid, Segovia y Ávila, viven la gran mayoría de sus fiestas patronales. Con grandes mesas tiradas llenas de las más jugosas carnes y enormes pasteles típicos y las copas hasta arriba del vino de la cosecha del pueblo o la comarca, y que llegada una hora se retiran para que comience el concierto en la plaza del pueblo, se comprueba que el vino en Castilla y León es el elemento central de la alegría veraniega, pues no falta en ninguna casa.
La uva que produce de la Denominación de Origen Rueda, propia de estas tres provincias, tiene unos atributos sin igual que se deben a tres factores: el clima continental, el suelo cascajoso y la uva verdejo. Cuna del vino verdejo, como bien indica su nombre, la Denominación de Origen es famosísima por su vino blanco fresco, aromático y maravillosamente ácido. La D.O. Rueda cuenta con 74 bodegas en las 20.000 hectáreas que ocupa. Además, se producen distintos vinos blancos de uvas verdejo, viura, sauvignon blanc y palomino, convirtiéndose la D.O. en la más consumida de España.
La Ruta del Vino de Rueda supone una inmersión cultural en la región. El visitante no solo se dirige a la bodega y la cata, sino que también debe conocer el entorno natural y urbanístico salpicado de antiguas villas castellanas, palacios y monasterios de varios siglos atrás.
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Una copa frente a los viñedos de Rueda
¿Por dónde empezar la ruta del vino de Rueda, si no es la localidad que le da nombre? El pueblo vallisoletano de Rueda cuenta con importantes bodegas productoras de verdejo como la de Ramón Bilbao, Grupo Yllera o Palacio de Bornos. La última cuenta con nada menos que 308 hectáreas de viñedo, de donde salió el primer blanco espumoso de Castilla y León, aprovechando las propiedades de la uva de una forma distinta y que ha recibido una fama exagerada desde 1978.
Rueda tiene el entorno bodeguero más prolífero de la zona, junto a La Seca, donde podemos encontrar Campo Elíseo, paraíso eterno y tierra privilegiada del vino entre los tintos de Toro y Ribera. Es una pequeña bodega subterránea en una antigua casa solariega. Las técnicas con las que producen su verdejo siguen los métodos más tradicionales. José Pariente o Protos, archiconocidas entre los apasionados de la enocultura por muy efectiva relación calidad y precio, son destinos favoritos del enoturismo. En la bodega de José Pariente realizan actividades que permiten a uno romantizar el verano sin ningún tipo de inconveniente, como showcookings con vistas al viñedo al atardecer o catas por paisajes.
La bodega Castelo de Medina, en Villaverde de Medina, ha sido durante años la bodega más premiada del mundo, según la Asociación Mundial de Periodistas y Escritores de Vinos y Licores. Sus 180 hectáreas al sur de Valladolid cuentan con cuatro fincas, donde las barricas envejecen en una sala excavada en la propia colina.
Casi una 20 de municipios valen la pena descubrir siguiendo la Ruta del Vino de Rueda por Castilla y León, pues tampoco se queda atrás la riqueza de su paraje, la calidad de sus bodegas y el jolgorio de su gente en época festiva. Para este verano, si quieres combinar el vino y la verbena, podemos proponer una ruta por las festividades locales castellanoleonesas que despiertan durante la estación. Entre ellas, y sin faltar al resto, se pueden encontrar la Fiesta del Carmen en Villaverde de Medina, el Día de Santiago Apóstol en Alcazarén, el Festival de Teatro Clásico de Olmedo y la Semana Renacentista de Medina del Campo.
Foto de portada: Tomada de la web de Denominación de Origen Rueda