1-Conocer las características del equipo a utilizar: saber la cantidad de agua que lleva, temperatura a que ebulliciona y demás, pues esos parámetros pueden acelerar la colada y quedar aguado, o retrasarla y quemarla.
2-Mantener una correcta dosificación del café y el agua, según el tipo que se vaya a preparar: precisar de antemano el tipo de café, ya sea expresso, americano o para un cóctel.
3-Emplear siempre que sea posible café en grano y molerlo al momento de destilarlo: el café en polvo, por muy bien sellado que esté, tiende a perder sus cualidades olfativas y gustativas con el tiempo.
4-Moler sólo el café que se utilizará. El café en polvo, al estar más expuesto al aire, pierde con mayor velocidad sus propiedades olfativas y gustativas.
5-Mantener cerrado el sobre o envase del café.
6-Respetar la temperatura del agua para hacer el café: cada variedad de café requiere una temperatura diferente, según la consistencia del polvo.
7-Observar el estado de mineralización del agua: es preferible hacerlo siempre con agua poco mineralizada, para evitar que sus propiedades y sabores se transmitan al polvo.
8-Cuidar la temperatura de la taza de café: siempre debe servirse en una taza previamente calentada.
9-Utilizar las tazas adecuadas para el tipo de café que prepare: un espresso servido en una taza grande no sabrá igual, como tampoco un capuchino en una taza pequeña.
10-Limpiar cuidadosamente el equipo en el cual vaya a preparar el café antes y después de su elaboración: los restos de café tienden a pasar por un proceso de oxidación que puede dar un característico sabor metálico o a guardado a la infusión.