Consiste en un guiso de las vísceras del cerdo, lo que permite aprovechar mejor estas partes cuando se sacrifica dicho animal y se cocina entero o por partes. Es usual referirse en las personas, en tono irónico o como burla, a “tienen” o no “tienen gandinga”, indistintamente en alusión al coraje o falta de escrúpulos. De todos modos, se trata de un plato muy gustado y socorrido, principalmente para acompañar tragos o para comer con arroz blanco, congrí o Moros y Cristianos y viandas hervidas.
Ingredientes:
Hígado, corazón, lengua y riñones de cerdo 1,5 kg
Cebolla blanca o morada 40 g
Ajo fresco 5 dientes, pelados
Ají pimiento o de cocina 25 gramos
Zumo de naranjas agrias 40 mL
Salsa de tomates 120 g
Aceite vegetal 10 mL
Laurel 1 hoja
Vino seco 60 mL
Pimienta negra molida Al gusto
Sal Al gusto
Modo de elaboración:
Limpiar de pellejos y grasas las vísceras seleccionadas. Cortarlas en dados grandes y adobarlos durante dos a cuatro horas con la cebolla y el pimiento o el ají de cocina cortados en juliana mediana, el ajo finamente picado y el zumo de naranjas agrias. Sazonar con pimienta negra molida y sal, al gusto. En el aceite vegetal hirviente y en utensilios separados, dorar los dados de vísceras y sofreír la cebolla, el ají o pimiento y el ajo; añadirles a estas especias frescas el zumo de naranjas agrias y la salsa de tomates. Dejar cocinar durante tres a cinco minutos e incorporarle las vísceras ya doradas y la hoja de laurel. Cocinar todo durante veinticinco o treinta minutos, hasta que la salsa del guiso tome cuerpo, añadir el vino seco y puntear de sal y pimienta. Puede aumentarse el contenido de la elaboración con trozos de carne de cerdo entreverada, sellados previamente a cocinar todo el guiso.
Credito
Por: Chef Internacional Jorge Méndez Rodríguez-Arencibia